El proyecto PREHABILITA demuestra la viabilidad de la estimulación cerebral no invasiva como intervención para minimizar las secuelas de la cirugía de tumores cerebrales
El proyecto PREHABILITA demuestra la viabilidad de la estimulación cerebral no invasiva como intervención para minimizar las secuelas de la cirugía de tumores cerebrales
Un estudio del proyecto PREHABILITA del Institut Guttmann, publicado en la revista Journal of Neuro-Oncology, demuestra por primera vez la viabilidad de la aplicación de un protocolo de estimulación cerebral no invasiva previo a la cirugía de tumor cerebral, con el objetivo de minimizar las secuelas de la intervención. Los resultados del estudio –el primero en el mundo de estas características– también apuntan que la utilización de la imagen por resonancia magnética funcional para seleccionar la zona del cerebro a estimular podría optimizar los resultados de la intervención.
El objetivo de PREHABILITA es aplicar técnicas de neuroestimulación cerebral no invasiva antes de una cirugía de tumor cerebral, con el objetivo de desplazar las funciones de la zona que se verá afectada por la operación hasta otras áreas seguras del cerebro. De esta forma, se evitan las secuelas motoras y cognitivas derivadas de la intervención y se asegura la mayor resección posible del tejido tumoral. Los estudios realizados hasta ahora habían demostrado la eficacia de la neuromodulación invasiva, que requiere de una intervención quirúrgica que aumenta el coste e incrementa la posibilidad de efectos adversos. “La aplicación de intervenciones no invasivas solo se había analizado en dos casos aislados, sin arrojar resultados concluyentes sobre su viabilidad y su eficacia a la hora de efectuar cambios neuroplásticos en el cerebro”, indica Leonardo Boccuni, primer autor del artículo.
El trabajo publicado ahora recoge la experiencia de 10 pacientes que, entre julio de 2021 y marzo de 2023, siguieron un protocolo de prehabilitación no invasiva de entre dos y cuatro semanas de duración, con una o dos sesiones diarias que combinaban neuromodulación y un entrenamiento intensivo de una hora de tareas lingüísticas o motoras, según cuál fuera la función potencialmente afectada por la cirugía. “Los estudios realizados hasta ahora con técnicas invasivas incluían protocolos con hasta seis horas de entrenamiento diario, pero los de técnicas no invasivas no contemplaban ningún entrenamiento o un máximo de 10 minutos diarios”, explica Boccuni.
Las cirugías para extirpar el tumor fueron ejecutadas en el Hospital del Mar, el Hospital Vall d’Hebron, el Hospital Universitario Mútua Terrassa y el HM Nou Delfos, todos ellos en la provincia de Barcelona. En cinco de los 10 pacientes, el tumor amenazaba la función motora de las extremidades superiores, mientras que en la otra mitad estaban en riesgo el lenguaje y otras funciones cognitivas. Los resultados demuestran por primera vez la viabilidad de un protocolo de este tipo previo a una cirugía de tumor cerebral, con una adherencia óptima al tratamiento y la ausencia de efectos adversos relacionados con la intervención. En todos los casos, los resultados clínicos relativos a la función motora y cognitiva se mantuvieron estables o mejoraron de manera significativa. Un aspecto que se analizará en futuros trabajos es determinar qué papel juega la intensidad del tratamiento en estos resultados.
Selección del punto de estimulación cerebral
Por otra parte, el equipo investigador también pretendía comprobar la validez de la resonancia magnética funcional previa a la cirugía como criterio para seleccionar la zona del cerebro a estimular. Actualmente, la elección de la zona puede guiarse según 3 criterios: 1) anatómicos (la posición del tumor en el cerebro); 2) los datos sobre la activación de las zonas cerebrales obtenidos por estimulación magnética transcraneal (TMS); y 3) la información obtenida mediante resonancia magnética funcional. Los resultados indican que los cambios neuroplásticos más relevantes se dieron cuando la elección de la zona del cerebro a estimular se basó en la información proporcionada por la resonancia magnética. “Esto demuestra que los datos de neuroimagen son una estrategia válida a seguir y que el criterio de selección del punto de estimulación juega un rol determinante en el resultado clínico”, concluye Kilian Abellaneda, Doctor en Neurociencias y coinvestigador principal de PREHABILITA.